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Movimientos en el alma, ráfagas en el corazón. Sentimientos que evitaba, escóndanse nuevamente! No quiero vivirlos otra vez.
Siento que caigo de nuevo por la pendiente. O que al menos, estoy tambaleándome demasiado en ella. Inestabilidad tras estabilidad, puedo establecer un pensamiento claro. A cada paso seguro que voy dando, pierdo el rumbo. Y, así, como a modo de ciclo, es que mi vida va marchando.

Mi boca, curva en una sonrisa, recibe una lágrima: mi alma a gritos pide comprensión. Quiero poder creer. Crecer.
Mi corazón ha contratado a los mejores obreros para reconstruir la muralla que lo esconde, o, mejor dicho, mantenerla en buen estado ante la incontable cantidad de terremotos que está recibiendo. Pero creo que aún no encuentro el punto justo para detener tales sismos.

¿Valdrá la pena la caída de mi imperio, el destierro de mis reyes y el olvido de mi historia para así comenzar todo de nuevo?
Dejarse llevar, eso dicen muchos.
Dejarse llevar.