La experiencia te hace comprender que el amor y el sufrimiento no van de la mano, y que por lo tanto el amor basado en dolor no puede ser llamado como tal. El amor es algo que surge de manera natural, que se lleva a cabo sin pensarse; que no nos obliga ni ata a nada, que nos aleja inconcientemente de cualquier posible tentación. El amor es algo que cambia tus ideales, tus pensamientos, tus anhelos: te revoluciona en mente y alma, te hace ver el lado positivo de la vida que tanto nos cuesta reconocer.
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El amor no se construye: es él quien nos da forma, quien está siempre allí ciego a nuestros ojos, esperando el momento exacto de sanar nuestra ceguera. El amor no se busca: se encuentra cuando menos lo esperas, cuando menos lo pensas, cuando menos lo anhelas. El amor no se vive: es él quien te hace vivir, quien le otorga un sentido a tu vida, quien te da la fuerza necesaria para abrir los ojos cada mañana y simplemente sonreír, sin importar en que condición te encuentres.