Mas de una vez se ha sentado a pensar en el significado de la palabra "Amor", y se ha dado cuenta de que esa definición pudo encontrarla tan sólo en la profundidad de esa mirada, en el eco de esa voz, en el ritmo de esa respiración. En el cálido contacto de su piel junto a la de él, en la combinación de sus suspiros, en el palpitar de su corazón al verlo, al pensarlo, al oirlo. El amor, su idea de amor, se reduce a él. El amor, su idea de amor, alguna vez ha existido. El amor, su idea de amor, se desvaneció un día para nunca mas volver y dejarla allí, sola, sin nada mas que hacer, sin sueños por cumplir, sin esperanzas a futuro.
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¿Tan complicado puede llegar a ser curar un corazón roto? Las heridas parecen no cerrarse y mucho menos dejarse cicatrizar. Su mente no logra comprender la gravedad del conflicto y aparenta haberse mudado al pasado para quedarse allí y no avanzar por el sendero que se le ha designado. Sus ojos han contraído una fuerte ceguera y no hacen nada para abandonarla, sabiendo que aún pueden dejarla atrás. Su piel no admite contacto con ninguna otra que no sea la suya, teniendo muy en claro que esos momentos nunca van a volver a repetirse.
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Finalmente, una lágrima brota de sus ojos. Un grito de ayuda se oye en lo profundo de su garganta, y comienza a ser impulsado hacia arriba por la enorme fuerza de su corazón, un corazón ya cansado de sufrir pero listo para emprenderse en una nueva batalla. Liberando poco a poco la pesadez ganada, sus párpados comienzan a abrirse para ver por sí mismos la fría realidad a la que su alma se expone, pero con la valentía suficiente de identificar al rayo de luz en medio de las tinieblas. No le importa lo que digan de ella: ha crecido y desea ver las cosas de manera diferente, lo cual hace que juegue al cien por ciento y cambie su rumbo. No le importa lo que digan de ella: ha madurado lo suficiente como para soportar eso. No le importa lo que digan de ella: se ha convertido en toda una guerrera del amor, en una hechicera del alma, en una luchadora de la paz, en una devota de la fe.
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¿Tan complicado puede llegar a ser curar un corazón roto? Las heridas parecen no cerrarse y mucho menos dejarse cicatrizar. Su mente no logra comprender la gravedad del conflicto y aparenta haberse mudado al pasado para quedarse allí y no avanzar por el sendero que se le ha designado. Sus ojos han contraído una fuerte ceguera y no hacen nada para abandonarla, sabiendo que aún pueden dejarla atrás. Su piel no admite contacto con ninguna otra que no sea la suya, teniendo muy en claro que esos momentos nunca van a volver a repetirse.
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Finalmente, una lágrima brota de sus ojos. Un grito de ayuda se oye en lo profundo de su garganta, y comienza a ser impulsado hacia arriba por la enorme fuerza de su corazón, un corazón ya cansado de sufrir pero listo para emprenderse en una nueva batalla. Liberando poco a poco la pesadez ganada, sus párpados comienzan a abrirse para ver por sí mismos la fría realidad a la que su alma se expone, pero con la valentía suficiente de identificar al rayo de luz en medio de las tinieblas. No le importa lo que digan de ella: ha crecido y desea ver las cosas de manera diferente, lo cual hace que juegue al cien por ciento y cambie su rumbo. No le importa lo que digan de ella: ha madurado lo suficiente como para soportar eso. No le importa lo que digan de ella: se ha convertido en toda una guerrera del amor, en una hechicera del alma, en una luchadora de la paz, en una devota de la fe.
