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Entonces fue como si el tiempo se parese, y el alma de mundo surgiese con toda su fuerza ante él. Cuando vió sus ojos negros, sus labios indecisos entre una sonrisa y el silencio, entendió la parte mas importante y mas sabia del lenguaje que todo el mundo hablaba y que todas las personas de la tierra eran capaces de entender en sus corazones. Y esto se llamaba amor, algo mas antiguo que los hombres y que el propio desierto, y que sin embargo resurgía siempre con la misma fuerza dondequiera que dos pares de ojos se cruzaran como se cruzaron los de ellos delante del pozo. Alli estaba el puro lenguaje del mundo. Sin explicaciones, porque el universo no necesitaba explicaciones para continuar su camino en el espacio sin fin. (Fragmento de "El alquimista" de Paulo Coelho)